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Tercera edición de Concurso de Relatos Cortos 2.0 de la Concejalía de Juventud e Infancia

Tercera edición de Concurso de Relatos Cortos 2.0 de la Concejalía de Juventud e Infancia

Existe un pequeño pueblo de labriegos  donde unas cuantas familias vivían con humildad,  y que por orden de los reyes católicos se les mandó a cultivar.

Con cientos de motes se hacían llamar y muchas familias aquí hicieron amistad. Seres con vida viviendo en libertad.

Los grandes campos bañaban a esa localidad. Iban a saciar su sed a una fuente labrada a cal y canto por los moros de la antigüedad. Lo comentaron dos jornaleros a Felipe II, elegidos al azar, por lo que dieron nombre a esa  joven arrabal.

Fuenlabrada fue la primera tierra en que pisara Don Juan Carlos después de su exilio, suelo español tras su larga espera, en tierras de Portugal, para tiempo después, coronarse rey de España, y de esta pequeña ciudad.

Al sur de la capital, vive gente sin igual, con homenajes a su cristo de la misericordia y sus fiestas a la patronal, peñas taurinas desfilan sin parar, encierros de toros, capeas y mucho más…

En la fiesta de Santa Juana nos vamos a juntar, yendo de romería con nuestra tortilla popular. Tenemos teatros, bibliotecas y un centro cultural. Mirándonos desde lo alto, San Esteban es nuestra iglesia parroquial.

Quién le iba a decir a nuestros ancestros, que se convertiría aquel pequeño pueblo, de caminos y ganado suelto, en una gran urbe con cientos de miles de almas que habitan en armonía y vecindad.

Tiempos difíciles se ciernen sobre nosotros, somos  pueblo de obreros y  la crisis nos golpeó de lleno. Familias enteras saben lo que es el no tener dinero, ¡pero saldremos adelante! Así yo lo espero…

Yo, alma, de esta bella ciudad, me encanta salir por sus calles a pasear y observar sus monumentos,  como la fuente de las escaleras donde el agua la acaricia cayendo sin parar, homenajeando a esa pequeña villa que aspiraba a ser ciudad.

Siento la juventud a donde quiera mirar, con risas y amoríos que en sus parques salen a brotar, ancianos sentados, que en sus pupilas tienen guardados, los recuerdos de ese pequeño pueblo de arados y que con una sonrisa ven cómo se ha transformado la villa en una gran ciudad, con un bonito pasado detrás.

Madres con sus hijos paseando. Nuevas vidas que poblaran en un futuro nuestra villa, dando más belleza a esta ciudad en la que yo pase  mi vida…

Pensamientos de un fuenlabreño, al que le es difícil expresar, lo que para mí, es mi ciudad.

Fuenlabrada es eso, y mucho,  mucho más…