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Esta es nuestra historia, la historia de una revolución, de una revolución joven, la revolución de los sí-si: (Continúa leyendo…)
Me desperté como cada mañana me vestí y me dirigí a mi instituto, un chico de 14 años, rubio, de ojos marrones, aparentemente normal. Pero en mi cabeza había ideas, muchas ideas, que cambiarían la perspectiva de los adultos hacia los jóvenes. Cuando volvía a casa, vi por la calle un anuncio que decía: La generación de los ni-nis va a más, si tienes entre 13 y 18 años únete a nosotros, para cambiar el mundo. Fdo.: La generación Si-Si.
A las 3 de la tarde me dirigí a la calle que ponía en el anuncio.
Nada más llegar, un grupo de chicos y chicas de mi edad me enseñaron su “guarida´´, como ellos llamaban a una casa abandonada que ellos habían restaurado. Era un lugar donde poder leer un libro sin que te molestasen, donde prepararte para ser escritor que era lo que yo deseaba desde que tenía 5 añitos, donde hacer amigos sin problemas.
Dos meses más tarde la generación Si-Si me ascendió a líder de un pequeño grupo. Al recibir ese gran puesto, me dispuse a hacer un proyecto que lo cambiaría todo. Cogí hojas de firmas y se las repartí al pequeño grupo que tenía a mi cargo, mande a cada miembro al instituto en el que estudiaban y les dije que volvieran en dos horas.
Cuando todos volvieron, calculamos las firmas, más de 40 chicos y chicas querían entrar en el grupo. Hablamos con todos y nos unimos para dar una especie `revuelta en contra del instituto´, queríamos que la gente supiera que habíamos llegado, que estábamos allí para cambiar el mundo. Escribimos unas pancartas y nos dirigimos al instituto.
Nuestro lema era: Somos la generación Si-Si, porque nosotros, si estudiamos, si trabajamos y si nos esforzamos por un buen futuro.
Irrumpimos en el instituto y empezamos a exhibir nuestras pancartas. El director, enfadado como el que más. Se puso a chillar como un poseso y en ese momento decidí hablar con él a solas. Después de 3 horas hablando con él, cedió a hacer un taller para los alumnos que querían estudiar y trabajar en un trabajo digno en un futuro próximo.
Esta es la historia de cómo la generación Si-Si comenzó una lucha que durara un tiempo en conseguir la victoria, pero no perdemos la esperanza de que podremos borrar el adjetivo que nos han puesto los ni-nis y lo sustituiremos por los Si-Si.
No existen fronteras para aquellos que se atreven a mirar más allá.