Estaba decidida. Hoy era el día para poder saber más allá de lo que estima los canales de la televisión. Al ver en mi ordenador un concurso sobre la valoración de la juventud, no pude resistirme, y como si fuera una periodista profesional, decidí salir en busca de verdades. (Continúa leyendo…)
Mis pies distraídos se toparon con la calle. Estaba preparada, iba con mi libreta en mano y el bolígrafo en la otra, sólo esperaba a encontrarme frente a frente con la supuesta “Generación Ni Ni”. Empecé a caminar hacia el parque, allí se supone que los jóvenes se reunían para hacer botellones. Nada, sólo había niños jugando con una pelota.
Después, busqué en el centro comercial donde no encontré a jóvenes robando ni creando escándalos. Más valiente y decidida, fui por callejones alejados de toda civilización, y allí me topé con dos grupos sospechosos que me preguntaron si tenía un euro, y yo como una superheroina salida de un cómic, corrí hasta donde no me alcanzaran para seguir con mi investigación. Esto se ponía peliagudo. Pero había esperanza, pues cuando visité bibliotecas, centros culturales y salas de música, había gente agradable y joven, que no pedían euros e iban a lo suyo como quién dice.
Durante un día entero me recorrí toda mi ciudad natal, y ya cansada fui tambaleándome a la biblioteca con mi libreta llena de apuntes y verdades ocultas para escribir la conclusión y mi historia.
Somos jóvenes infravalorados, llevamos etiquetas absurdas solo porque ha habido una generalización indebida. Sí,puede que existan los denominados jóvenes “Ni Ni”, pero estoy segura que es una mínima cantidad de población en comparación con la “Generación Sí Sí”, porque nosotros sí estudiamos, sí trabajamos, y sí intentamos que nuestro futuro valga la pena. No somos tontos, sabemos por lo que luchamos, por nuestra propia vida, y no todos somos unos ignorantes que no han pisado una biblioteca en su vida y solo se dedican a pintarse las uñas o a ponerse esas gorras que están de moda incorrectamente en la cabeza.
Os preguntaréis quién es la loca de los apuntes que se patea una ciudad entera buscando unas verdades como puños. Nada más y nada menos que otra joven como vosotros que está harta de que le pongan etiquetas que no le pertenecen ya que esos adjetivos impuestos indebidamente son útiles para sólo unos cuantos, aquellos que se encuentran en el poder manejando los hilos de nuestra sociedad.
El nº 6 me ha llenado de ilusión y fuerza: ¡A POR ELLOS!
Buenísima!!
[…] de Sylvia y los cuatro finalistas fueron, por este orden, Patricia Fernández con el relato En busca de la verdad, Silvia Nieto con el relato Alma de palabra, Sergio González por El único dueño de mi futuro […]