Después de acabar el módulo de fontanería, nos hemos asociado una amiga y yo. De momento y ante las respuestas negativas de cuarenta y tantas empresas, nos hemos apuntado a un curso especial sobre tubería moldeable de poliestireno, nos hemos registrado en el plan especial del ayuntamiento que nos exime de pagar la seguridad social durante un año y por si fuera poco, hemos fundado una especie de ONG para las personas sin recursos que tengan problemas con sus cañerías. (Continúa leyendo…)
En tres meses llevamos dos “chapucillas” y unas once actuaciones a personas necesitadas. Estas son las que más me gustan y en las que he encontrado a mi mejor consejera. Acudimos al 26 de la c/ Leganés. Un piso antiguo, pequeño y muy ordenado. Manuela, su dueña, estaba a punto de la desesperación:
-¡Ole vuestros ovarios: dos chicas fontaneras! Qué gracia. En fin, a burro regalado… Mirad, desde la fuga tengo que lavar a mano la ropa del hijo, el que se me acaba de separar; bajar a por agua a la fuente para utilizar el baño… ¡un lío tremendo!
Nos llevó directamente a la cocina y nos enseñó la entrada principal de agua. Un poro era el culpable de aquel desastre.
-Pero vosotras, entendéis de esto, ¿verdad? Como os veo tan jovencitas…
No conseguía ajustar la llave debido a los nervios y a su mirada vigilante.
-¡Estás, niña, como para robar cascabeles! Tranquila, leñe, que no hay prisa.
Meri se echó a reír y me contagió. Inconscientemente tiré de la llave y rompí la tubería principal. El chorro fue directamente a meterse debajo de la falda de Manuela que comenzó a saltar.
-¡Dios qué fría está! Qué bien le va a venir a mis bragas y a lo otro después de una semana sin catar el agua.
Se inundó medio piso y nosotras caímos en la desesperación. Si no hubiera sido por la actitud de Manuela, sus risas y su trato, posiblemente hubiera sido nuestra última intervención como fontaneras. Pero sucedió todo lo contrario: conseguimos resolver el problema con soltura y una socia para nuestra ONG.
-Veis, todo tiene solución: me he lavado sin utilizar el bidé, he fregado el suelo muy requetebién y me he reído. Como no tengo un puñetero euro y sin pagar no me quedo, cojo mi cubo y me apunto con vosotras, que algo os ayudaré, aunque solo sea para echarle un par de ovarios más, que con nosotras juntas, no podrá nadie.
Con una propina que nos sacamos, Manuela compró tres camisetas y nos bautizó: FONTANERAS CALLEJERAS ONG.
Ya se ve que con un poco de empuje se puede. Que bueno es e agua …….
Jajajaj no puedo dejar de reirme imaginándome a Manuela llena de agua jajaj