¡Cataplum! Resonó la puerta del aula.
– ¡Si es que ha ido a pillar! ¿Cómo lo pone tan difícil? ¡Se habrá quedado a gusto! – voceaba el muchacho que pegó el portazo tras salir del examen de Filosofía. (Continúa leyendo…)
– ¡Habráse visto! ¡Casi la rompe! – dijo el profesor asombrado.
Asustado por la discusión acalorada que acababa de tener con aquel muchacho, preguntó a las dos chicas que aún no habían terminado el ejercicio:
– ¿Os lo podéis creer?
– Es que Sebas se piensa que con asistir a las tutorías, y repasar un poco, este bachillerato a distancia se aprueba con la gorra… y aunque le hemos dicho que no, no se lo creía – respondió Carmen, también exaltada.
– Se lo haré entender mejor cuando le vea en la próxima evaluación, si es que vuelve- aseveró el profesor.
– Oiga, ¿Puedo esperar en clase, hasta que termine Ruth? – dijo Carmen entregando sus hojas.
– Bueno. Sólo quedan ocho minutos ¡Vamos, Ruth! Repasa la ortografía y dámelo.
– Sólo me quedan dos ideas y media.
– Dos ideas y media..
– Profe, ¡que la desconcentra!
– Ya veníais las dos desconcentradas al examen, llegando cuarto de hora tarde.
– ¡Ay profe! ¡Veníamos tan asustadas!
– ¿Por el examen?
– Que va – contextó Carmen con ademán de querer relatarle la excusa – resulta que después del trabajo, nos hemos apuntado a la autoescuela. Hoy hicimos prácticas, y menudas prácticas, casi nos mata esta loca…
– ¡De loca nada, guapa!
– ¡Calla y termina el examen!
– ¿Trabajáis juntas y estudiáis todo juntas?
– Pues sí, nos conocemos de pequeñas, y vamos a todas partes juntas. Abrimos una tienda de copias e impresiones, con mi tío, y ahora nos queremos motorizar..
– ¿Y después de bachillerato qué?
– Supongo que alguna carrera o ciclo..
– Filosofía es una carrera muy bonita..
– Profe, yo soy de ciencias puras, para mí Filosofía es… como la espada de Damócles.. Prefiero Ingeniería o Cálculo.
– ¡Vaya, hombre! ¡Pues no sabes lo que te pierdes!
– ¡Profe, ya he terminado!
– ¡Hombre, justo a tiempo! Ruth, estos exámenes hay que hacerlos de carrerilla, si te quedas rezagada es porque no te lo sabes bien.
– “¡Joer, profe!” Es que es difícil narrarle todo el rollo hilando cosas..
– ¿Tú también eres de ciencias…..?
De pronto, otro profesor abre la puerta del aula
– Carlos, hay un problema, un chico super cabreado está tirando sillas por las ventanas, no hay quien le pare..
– ¡¡La madre que parió a Sebas!!
Joajoajoajoa, lo de “el chico tirando sillas por la ventana” me ha matado! Muy bueno, de veras.