Como todos los días, llegue a casa, comí rápido y me conecté al ordenador. El Twitter y el Tuenti estaban a rebosar. Una oleada de mensajes mandando indirectas y burlas a alguien me llamó la atención. Pregunté qué pasaba, pero sólo recibí respuestas del mismo estilo: “Nada, algo sin importancia”. (Continúa leyendo …)
La ausencia de sol te evade del tiempo, la red es el imperio donde nunca se pone el sol. Retransmites tu vida en 140 caracteres. Tu libertad patrocinada, tus palabras vendidas al mejor postor. Sobredosis de información ahogan tus neuronas y asistes impasible a la revolución de la información. Crees navegar por un mar paralelo, pero tus palabras corren por un cable de teléfono, aún así no importa. Eras un ‘twittstar’. (Continúa leyendo…)
Cuando estoy en la red pierdo parte de mi identidad para convertirme en alguien anónimo, mezclado entre una masa de personas anónimas pero con el mismo fin, poder viajar sin moverte del sofá. Es algo mágico, puedes descubrir rincones que nunca imaginaste pero que alguna vez soñaste. (Continua leyendo…)
Era un día de verano como otro cualquiera, mientras mi abuela encendía su ordenador, yo vislumbraba las baratijas y libros viejos que había en el salón. Cuando me quise dar cuenta, mi abuela ya estaba en facebook. Me temblaban las manos, el sudor recorría mi frente, pero mi abuela estaba lista y empezó a teclear su correo en la casilla adecuada. (Continua leyendo…)
La madrugada se asoma por la ventana. El impávido silencio que acompaña a la noche, envuelve las paredes de mi casa, deteniéndose en un monitor que da vida a mi ordenador, y del que proceden unas silenciosas voces, que se agolpan ansiosas en sus entrañas, demandando mi somnolienta atención. (Continua Leyendo…)