Este sábado 26 de mayo, se entregó el premio del primer Concurso de Relatos Cortos 2.0 durante la jornada de inauguración de la Feria del Libro de Fuenlabrada. En el acto de entrega del premio, al que asistió el Alcalde Manuel Robles, así como la Concejala de Cultura Maribel Barrientos y el Concejal de Juventud e Infancia Francisco Manuel Paloma, se leyeron los cuatro relatos finalistas del concurso.
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Después de la gran participación registrada en el I Concurso de relatos cortos 2.0, con 26 relatos recibidos y más de 1.000 votaciones, el próximo SÁBADO 26 DE MAYO A LAS 19:00 H EN LA XXVII FERIA DEL LIBRO SITUADA EN LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO, se entregará el premio al relato ganador, si quieres saber quien será el elegido entre los cinco finalistas, acude a la entrega Y SALDRÁS DE DUDAS.
Estoy preocupada, conozco a mi hermana y ella es de las que piensan que Internet y el ordenador son inventos que te absorben el tiempo. Antes. Siempre era yo quien lo usaba, pero últimamente, es ella la que se ha enganchado. Llega del instituto y a penas come por encender el ordenador; la han quedado tres y eso no es propio de ella.
David cogió su ordenador y lo encendió, entro en internet y en su facebook, cuando ocurrió algo muy extraño, de pronto el ordenador se lo tragó, miró y estaba en una habitación rara y una voz le dijo: David ¿por qué crees que estás aquí? -no lo sé. Respondió David. La voz dijo: si no lo sabes deberías descubrirlo, y para eso deberás recuperar mi ordenador, búscalo y tráelo. (Continúa leyendo…)
Cuando estoy en Internet soy aquella persona que desearía ser. Mientras juego a juegos On-line o me conecto a una de mis redes sociales, me gusta sentirme como un integrado más y me gusta ver como la gente me habla y se relaciona conmigo sin fijarse en los defectos que pueda tener, y me gusta ser una más. (Continúa leyendo…)
Internet. Qué gran invento era la red de redes. La gente la usaba a diario, visitando sus cuentas de correo, periódicos on-line, perfiles en redes sociales… Ricardo era un usuario más, pero no uno cualquiera. Él lo sabía, pero, ¿cuántos más se percataban de aquello? Era un resentido. Ni siquiera el haber conseguido un privilegiado puesto como Informático en el Ministerio de Defensa le otorgaba derecho a ser alguien. No, nada le quitaba el odio que sentía hacía la sociedad. Hasta hoy. (Continúa lendo…)